Por Wesam Bahrani
Los titulares de las noticias y la cobertura de los medios de comunicación de la semana pasada se centraron exclusivamente en el avión no tripulado "Yafa" sin precedentes del ejército yemení que atacó Tel Aviv, lo que fue seguido por una agresión israelí.
El hecho es que la última operación militar yemení es mucho más significativa y envía un mensaje contundente que ha sido cubierto por los titulares de la prensa. Marca un cambio de paradigma en las operaciones contra la entidad sionista.
Desde hace varios meses, el Eje de la Resistencia, empezando por Gaza, decidió contrarrestar una nueva propuesta estadounidense, que algunos miembros del establishment político y militar israelí habían aceptado.
Washington ha intentado convencer al régimen de Benjamin Netanyahu de pasar a una tercera etapa.
Esta tercera etapa se basa en realidades sobre el terreno: las continuas masacres y la destrucción a gran escala en el territorio palestino asediado no están produciendo los resultados deseados ni logrando nada para el régimen.
La opinión pública del pueblo palestino sobre su resistencia se ha fortalecido a pesar de que más de 39.000 civiles inocentes, la mayoría de ellos niños y mujeres, han sido asesinados desde octubre de 2023.
El equipo de Netanyahu sólo está engañando al mundo y a sus propios colonos cuando afirma repetidamente que ésta es la batalla final para “aniquilar a Hamás” o “quedan cuatro batallones de Hamás en Rafah” sólo para atacar los mismos lugares una y otra vez por aire, tierra y mar.
El ciclo ha sido interminable.
El ejército estadounidense está en contacto directo con el ejército israelí a diario y es plenamente consciente de las capacidades del ejército israelí y de cuánto tiempo puede sobrevivir.
Se trata del mismo ejército que está librando un genocidio en Gaza, del que Washington depende para su supervivencia y para mantener su hegemonía en la región de Asia occidental.
Es oportuno recordar las palabras del presidente Joe Biden, quien, siendo un joven senador en la década de 1980, dijo que si Israel no existiera, Estados Unidos tendría que crear uno para proteger sus intereses en la región.
Por esta razón, los generales israelíes y estadounidenses están, en esencia, sentados en una misma sala de operaciones supervisando un genocidio que ya está en su décimo mes y es probable que continúe.
Pero en las raras evaluaciones escuchadas de altos generales israelíes y a las que alude el Secretario de Defensa de Estados Unidos, la “victoria total” de la que habla Netanyahu es una quimera basada en ilusiones, que puede derrumbar los ya inestables cimientos del ejército israelí.
Está bien documentado que el número de heridos en el ejército israelí es demasiado elevado, y estos son hechos duros que mencionó el líder de la oposición israelí Yair Lapid.
Los israelíes afirman que casi 10.000 soldados han sido dados de baja por discapacidades sufridas en combates con los grupos de resistencia. La cifra no oficial es mucho mayor.
En cuanto a los tanques, se estima que la mitad de los vehículos militares israelíes han sido destruidos.
Los medios de comunicación hebreos Yedioth, Haaretz y Maariv informan que no hay suficientes tanques para continuar la guerra genocida en Gaza, y mucho menos pensar en iniciar otra en el sur del Líbano.
Como resultado, a los estadounidenses se les ocurrió la idea de una tercera etapa.
Washington dijo a los israelíes que su asediado ejército debe abandonar las zonas donde los soldados de ocupación están siendo confrontados, emboscados y asesinados por las fuerzas de resistencia resurgente.
Esto significa retirarse de Rafah, Khan Younis, la ciudad de Gaza, Jabalia, etc.
Y pasar a realizar ataques aéreos quirúrgicos contra los objetivos del movimiento de resistencia Hamás con base en Gaza, manteniendo al mismo tiempo a las fuerzas israelíes en zonas donde puedan defenderse.
En otras palabras, retirarse a áreas dispersas por Gaza cerca de la barrera de separación con la tierra de 1948 (lo que significa que las fuerzas israelíes todavía ocupan Gaza), o incluso permanecer en “Netzarim”.
La resistencia palestina en Gaza anunció que no juega con números, etapa 3, etapa 4, etc.
El mensaje de Hamás es alcanzar un alto el fuego sostenible, retirar todas sus fuerzas y levantar el asedio, o los combates continuarán y se destruirán más tanques Merkava, como se ha visto en los últimos meses.
La resistencia seguirá luchando de la manera que le convenga. Es lo que ocurrió en el sur del Líbano antes de que las fuerzas de ocupación israelíes se retiraran del país en 2000.
Sin embargo, Netanyahu rechazó lo que le sugirió Estados Unidos. Cree que una mayor escalada debilitaría a Hamás y a otras facciones palestinas, aceleraría el acuerdo y disuadiría a Hezbolá, con quien los israelíes creen que también pueden llegar a un acuerdo con la resistencia libanesa, ya que éste ya está sobre la mesa.
El líder de Hezbolá, Seyyed Hassan Nasrallah, declaró en uno de sus discursos que no reconocen una tercera etapa. El frente armado de solidaridad con Gaza está abierto: “Llegad a un acuerdo con Hamás y la resistencia libanesa detendrá el fuego”.
@PressTV
Explainer: In this edition of the program, we examined how Yemen’s Ansarallah managed to penetrate the occupied lands and target Tel Aviv. Follow Press TV on Telegram: http://t.me/presstv
Traducido del inglés al
Explicador: En esta edición del programa, examinamos cómo Ansarallah de Yemen logró penetrar las tierras ocupadas y apuntar a Tel Aviv.
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Netanyahu está estancado.
Más importante aún, los frentes de resistencia en Líbano, Yemen e Irak no van a esperar eternamente mientras se desarrolla un genocidio en el territorio bloqueado.
Los tres frentes están causando problemas al régimen ilegítimo sin intentar desviar la atención mundial de la masacre de mujeres y niños en Gaza.
Sin embargo, los frentes de resistencia necesitan crear problemas para que el régimen se apresure a firmar un acuerdo de alto el fuego aceptable para los palestinos.
Yemen llegó y puso en práctica todo esto con sus misiles y drones. Imaginemos que es el país más pobre del mundo árabe, pero muy rico en coraje y convicción para defender a los oprimidos.
La operación Yafa no sólo expuso la eficacia de los sistemas militares israelíes sino que también destruyó la tercera etapa estadounidense planeada para el ejército israelí.
Todos los juegos mentales israelíes en el campo de batalla en Gaza tienen como objetivo perder el mayor tiempo posible.
Los israelíes, y para ser más precisos Netanyahu y su círculo íntimo, no pueden responder a una pregunta simple.
¿Están en condiciones de perder más tiempo en Gaza y cometer más masacres mientras el número de soldados discapacitados probablemente ya supere los 10.000?
Se trata únicamente de soldados discapacitados, no gravemente heridos, con heridas moderadas o enfermedades mentales.
Y como la resistencia palestina ha rechazado una tercera etapa, diciendo literalmente "salgan de Gaza o la guerra de desgaste los obligará a salir", el avión no tripulado Yafa del ejército yemení tradujo el mensaje de una pérdida de tiempo.
La operación Yafa fue única porque fue la primera vez que Tel Aviv fue atacada desde fuera de los territorios ocupados desde el 7 de octubre. Y fue un golpe muy duro, destrozando el ego de los generales israelíes.
Y si Tel Aviv, un foco turístico, centro económico y corazón del régimen, en una zona con embajadas extranjeras, puede ser atacado sin ser interceptado por la Cúpula de Hierro y la Honda de David (que los israelíes están tratando de vender), entonces todos los territorios ocupados por Israel son un objetivo.
Esto es lo que advirtió el líder de Ansarullah, Sayyed Abdul-Malik al-Houthi, en su discurso cuando habló de entrar en la quinta fase de operaciones de las Fuerzas Armadas de Yemen.
Wesam Bahrani es un periodista y comentarista iraquí.
(Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Press TV.)
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