Una serie de ataques con cohetes tuvieron como objetivo las regiones del sur y del norte de Israel en una rara confrontación de múltiples frentes luego de un asalto a la mezquita de al-Aqsa, uno de los lugares más sagrados del Islam, en la ciudad de Jerusalén.
Oficiales de la policía israelí irrumpieron en al-Aqsa la madrugada del 5 de abril durante las oraciones del Ramadán, arrestaron a más de 350 fieles palestinos e hirieron a muchos otros.
El asalto provocó la condena de todo el mundo árabe y musulmán, incluso de Irán y Arabia Saudita, que recientemente restablecieron las relaciones y pusieron fin a una brecha que jugó a favor de Israel durante la mayor parte de las últimas dos décadas.
En respuesta a la provocación en la mezquita de al-Aqsa, facciones palestinas en la Franja de Gaza dispararon nueve cohetes contra asentamientos cercanos. El lanzamiento de cohetes no resultó en ninguna víctima. Sin embargo, en la ciudad de Sedort, en el sur de Israel, se reportaron pérdidas materiales.
Tel Aviv responsabilizó del ataque al Movimiento Hamas, el gobernante de facto de Gaza. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una serie de ataques de represalia en la franja el 5 de abril por la mañana. Se alcanzaron varios objetivos, incluida una fábrica de armas y una instalación de almacenamiento de armas perteneciente al ala militar de Hamás, las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam. No se reportaron víctimas después de los ataques.
Al día siguiente, 6 de abril, se lanzó una andanada de 34 cohetes desde el sur del Líbano contra varias ciudades del norte de Israel en el mayor ataque en el frente desde la guerra de 2006. Los impactos de los cohetes causaron dos heridos menores y algunos daños.
Hamas, que mantiene una presencia en los campos de refugiados palestinos en el sur de Líbano, fue nuevamente culpado por el lanzamiento de cohetes.
Las FDI toman represalias con dos oleadas de ataques en Gaza. Se atacaron tres túneles, cuatro sitios de producción de armas, una serie de puestos de observación, así como ametralladoras antiaéreas y lanzamisiles de las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam. Una tercera ola de ataques golpeó supuestas posiciones de Hamas en las afueras de la ciudad de Tiro, en el sur del Líbano. Los ataques tanto en Gaza como en el Líbano no provocaron víctimas.
Posteriormente, el 8 y 9 de abril, se dispararon dos salvas de seis cohetes desde el sur de Siria contra los Altos del Golán ocupados por Israel. El ataque, que fue el primero lanzado desde Siria en más de tres años, no provocó víctimas ni pérdidas materiales.
Ningún grupo se atribuyó la responsabilidad del lanzamiento de cohetes. Aún así, Israel responsabilizó al gobierno sirio por el ataque. En una respuesta inicial, los drones de combate israelíes apuntaron a los lanzadores utilizados para disparar los cohetes. Más tarde, las FDI dijeron que sus aviones de combate llevaron a cabo ataques aéreos contra un complejo militar perteneciente a la 4ª División del Ejército Árabe Sirio, así como contra puestos de radar y artillería en el sur de Siria.
La confrontación sin precedentes en múltiples frentes muestra cómo el uso excesivo de la fuerza por parte de Israel está fracasando. La disuasión de Tel Aviv contra el Eje de la Resistencia parece estar colapsando. En los frentes con Gaza y Líbano, las operaciones de las FDI siguen restringidas. Mientras tanto, el frente de Siria se está calentando.
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