sábado, 10 de mayo de 2014

Netanyahu, en un mal momento dentro y fuera de Israel

"Todos lo critican, desde los palestinos hasta el presidente de Israel, Shimon Peres, quien lo responsabiliza por paralizar la firma de un acuerdo de paz en 2011."
Incluso Estados Unidos, a través de su enviado especial Martín Indyck, consideró que el crecimiento de los asentamientos judíos en Cisjordania no solo socava la confianza de los palestinos, sino que pone en riego el futuro de Israel ccomo Estado judío.

A estas críticas se suma lo ocurrido durante un homenaje a los caídos por la violencia -que se realiza todos los años en un cementerio de Israel-, cuando el primer ministro israelí fue abucheado por un grupo de familiares y uno de ellos le dijo: "Tú has liberado a muchos asesinos que mataron a nuestros hijos".

Pero además de ser cuestionado por sus políticas, Netanyahu también es criticado por su vida privada. "El primer ministro israelí está consiguiendo una casa y un jet privado", dijo en un artículo editorial el influyente diario israelí Haaretz.

"Antes del Día de la independencia (el 6 de mayo), el gobierno decidió dar a su líder no solo un presente sino dos: un gran jet de 70 millones de dólares y una espectacular casa al lado de la oficina del primer ministro, a un costo de 650 millones de shekels (la moneda israelí)", dijo el rotativo.

Las críticas contra Netanyahu llegan en momentos en que ha fracasado el proceso de paz que expiró el pasado 29 de abril, bajo la mediación del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, que buscaba un acuerdo para la creación de dos Estados, con fronteras seguras para Israel.

Los israelíes se retiraron de las negociaciones cinco días antes, debido a la reconciliación entre el grupo Al Fatah, que controla Cisjordania bajo la presidencia de Mahmud Abbas, y el Movimiento de la Resistencia Islámica, Hamas.

En realidad el proceso de paz ya se había derrumbado mucho antes, luego de que Netanyahu se negara a cumplir con la última etapa de un acuerdo para liberar a 104 presos palestinos, detenidos desde antes de la firma de los Acuerdos de Oslo de 1993.

Para los palestinos, sin embargo, las conversaciones de paz fracasaron por la decisión del gobierno israelí de continuar con la construcción de viviendas judías en Cisjordanía y en Jerusalén Este, donde piensan proclamar la capital de su futuro Estado.

En momentos en que las negociaciones están paralizadas, Peres dijo esta semana que Netanyahu había arruinado las conversaciones de paz cuando estaba a punto de firmarse un acuerdo con los palestinos en 2011.

En una entrevista con el canal 2 de televisión de Israel, el presidente israelí dijo que él y Abbas habían alcanzado un acuerdo con Abbas sobre casi todos los puntos en disputa, entre ellos el reconocimiento de Israel como Estado judío y el regreso de millones de refugiados que huyeron tras la creación de Israel en 1948.

Peres admitió que ese acuerdo no se firmó con los palestinos por la objección de Netanyahu.

“Netanyahu es un conservador, un halcón, que siempre quiso obstruir el proceso de paz, violando todos los antecedentes de las Naciones Unidas”, dijo a Télam Alí Mustafá, docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y profesor del área de países árabes de la Universidad de San Martín.

Al rechazar el acuerdo de unidad entre Hamas y al Fatah, el primer ministro “está influyendo en la política interna palestina, aunque Abbas ya dio garantías de que el nuevo gobierno va a reconocer a Israel”, dijo el analista.

En cuanto a la composición política de Israel, Alí opinó que “no hay palomas” para negociar con los palestinos y dijo que los israelíes “están presos de las decisiones que toma Estados Unidos", su aliado más importante.

Israel considera a Hamas una organización terrorista, al igual que Estados Unidos y la Unión Europea (UE). A esto se suma la posición de varios miembros del Congreso de Estados Unidos que han amenazado con retirar la ayuda financiera para los palestinos.

Sin embargo, el Departamento de Estado y la UE han mostrado más flexibilidad sobre el acuerdo de unidad, señalando que las negociaciones podrían continuar con el nuevo gobierno palestino, si éste renuncia a la violencia y reconoce a Israel.

Pero hay otras cuestiones sin resolver con los palestinos, como es la definición de Israel como Estado judío.

Netanyahu ha defendido a rajatabla esta definición, pues insiste en que “es la nación de un estado de gente solamente -el pueblo judío- y no de otro pueblo”, pero acepta que los derechos de las minorías serán garantizados en el país.

Para el líder israelí, es necesario cambiar las leyes básicas de la Constitución ante el constante asalto sobre aspectos de la legitimidad de Israel. La ley propuesta se agregaría a la declaración del Día de la Indendencia de 1948 para definir a Israel como un Estado judío.

El tema ha generado polémica, ya que sobre un total de 7,4 millones de personas que viven en Israel un 20% son árabes.

Según el acuerdo de unidad entre Hamas y Al Fatah, el nuevo gobierno será presentado en las próximas semanas, formado por tecnócratas y presidido por Abbas, y antes de 2015 se realizarán elecciones presidenciales en Gaza y en Cisjordania.

“Los palestinos tienen que resolver sus problemas internos, y la política israelí tiene que aceptar lo que ellos decidan, porque habrá un referente para respaldar el proceso de paz”, dijo Mustafá.

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