Hezbolá lleva a cabo un ejercicio militar en la aldea de Aramata, distrito de Yezin, al sur de El Líbano, 21 de mayo de 2023. (Foto: AP).
Con el crecimiento de la escalada en el frente norte, Haaretz advierte que Hezbolá puede devastar buena parte de la Palestina ocupada con un solo ataque.
Un artículo publicado el miércoles en el diario israelí Haaretz explica por qué son tan estúpidos los comentarios de Miki Zohar, el ministro de cultura y deportes de Israel, sobre la necesidad de lanzar un ataque preventivo contra el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) antes de que la poderosa milicia libanesa atacara las ciudades y colonias israelíes con miles de misiles y cohetes, como lo hizo su aliado palestino HAMAS, el pasado 7 de octubre.
El autor del artículo, el politólogo Uri Bar-Joseph cree que el gabinete ultraderechista del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es lleno de “villanos”, uno de ellos es Zohar, según él, por qué no sabe cuán devastador podría ser un simple ataque preventivo israelí a Hezbolá.
Detalla que un ataque preventivo es en realidad una buena solución estratégica para situaciones en las que es posible destruir la amenaza principal en primer lugar y, en el siguiente paso, tener éxito por sorpresa, pero hoy estas dos condiciones no existen en el caso de Hezbolá.
Advierte que un ataque preventivo para destruir los arsenales de misiles balísticos de Hezbolá, bien protegidos y escondidos, no solo no tendría éxito, sino que conduciría a la devastación de buena parte de los territorios palestinos ocupados por el régimen usurpador de Israel.
Explica que la milicia libanesa cuenta con un gran inventario de armas que contienen decenas de miles de misiles, de los cuales al menos 30 000 son teledirigidos con ojivas que pesan más de medio tonelada.
Enfatiza que Israel nunca ha enfrentado a una amenaza tan grande y no tiene el poder real para enfrentarla, porque el poder total de estos misiles es mayor que el poder de la bomba atómica que destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima en 1945.
El autor ha calificado de un fracaso humillante la incapacidad de los servicios de seguridad de Israel a la hora de detectar la ofensiva sorpresa de HAMAS, denominada ‘Tormenta de Al-Aqsa’, y expresar escepticismo sobre los datos de la inteligencia israelí sobre la ubicación de los arsenales de misiles de Hezbolá.
Admitió que los misiles avanzados de Hezbolá constituyen “la mayor amenaza para Israel”, pero advirtió sobre las consecuencias de abrir un nuevo frente de batalla en el norte de los territorios ocupados.
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