Yair Lapid, el líder opositor del gobierno de Netanyahu en la Knéset, describió los problemas económicos como un nuevo factor que podría desencadenar levantamientos generalizados en los territorios ocupados.
En una entrevista con Reuters, Yair Lapid dijo el jueves que las personas en los territorios palestinos ocupados están muy enojadas y desesperadas porque la situación es más difícil para ellos que nunca.
Los comentarios del líder de la oposición israelí se producen cuando una encuesta reciente del canal de televisión israelí 7 muestra que más de la mitad de los israelíes consideran la gestión de Netanyahu de la crisis de salud de Covid-19 origen del empeoramiento de los problemas y la propagación de la epidemia de coronavirus.
Pero eso no es todo. Al revisar la prensa israelí, vemos que reina el pesimismo entre los inmigrantes sionistas que viven en los territorios ocupados. Están cada vez más decepcionados con sus vidas en la Palestina ocupada.
Según las estadísticas publicadas en los medios de comunicación israelíes, en los años sesenta y setenta, el sentimiento de confianza en la seguridad y las condiciones políticas entre los sionistas estaba entre el 70% y el 89%, y los inmigrantes sionistas tenían más esperanza que la situación. mejora
Pero hoy, más del 50% de la comunidad sionista que vive en los territorios ocupados dice que sus condiciones son malas. La corrupción se está extendiendo día a día, no hay nada democrático y la situación de seguridad empeora día a día.
Según las últimas estadísticas, 800,000 personas de nacionalidad israelí viven actualmente fuera de Palestina ocupada y ni siquiera quieren regresar a los territorios ocupados de vacaciones, mientras el régimen israelí continúa registrándolas como parte de su población.
Mientras tanto, la repatriación de personas de origen ruso está aumentando drásticamente.
Además, el 33% de los israelíes actualmente tienen doble ciudadanía y dijeron que nunca abandonarían su segundo título de ciudadanía.
La investigación realizada por institutos israelíes muestra que los sentimientos de inestabilidad se han convertido en un fenómeno común en la sociedad israelí en los últimos años.
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