jueves, 23 de mayo de 2013

65 años de al-Nakba



Ya sabemos que el holocausto palestino no tiene buena prensa, en comparación con el judío. A nadie le sorprende, por lo tanto, que este 65º aniversario haya pasado casi (o del todo) desapercibido en los medios occidentales.  Por contraste, en el campo de la solidaridad abundaron, como de costumbre, infinidad de análisis, relatos, testimonios, recreaciones gráficas, nuevos datos descubiertos, conmemoraciones, etc. etc.
El énfasis de estos ejercicios de memoria está en reiterar que la nakba no es solamente un hecho del pasado, sino que el proceso de limpieza étnica de Palestina continúa ejecutándose día tras día, en el presente, como desarrollo del proyecto sionista que dio origen al estado judío; porque Israel sólo pudo implantarse y perpetuarse hoy mediante la violencia y el terrorismo de estado, incluyendo la ocupación militar, la colonización territorial y el apartheid jurídico.
Entre las muchas opciones posibles, aquí comparto unos pocos artículos sobre el tema.
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 Diez datos que posiblemente usted no sabía al-Nakba

1. Nakba es una palabra árabe que significa ‘catástrofe’. Se utiliza para describir la pérdida de tierras y propiedades sufrida por la población palestina durante el proceso de expulsión y limpieza étnica de Palestina entre 1947 y 1949, y no se refiere simplemente a la creación del estado de Israel.
2. 212 localidades fueron despobladas, y al menos la mitad de las personas expulsadas durante la Nakba se convirtieron en refugiadas antes del 15 de mayo, es decir, antes de la entrada de los ejércitos de los países árabes. Las mayores ciudades palestinas de la época: Yaffa y Haifa, fueron vaciadas de la gran mayoría de sus habitantes antes del 15 de mayo de 1948. La idea de que la creación de refugiados ocurrió sólo después de la guerra, o como resultado de la movilización de los ejércitos árabes, es evidentemente falsa.
3. En todas las etapas de la guerra, las fuerzas Yishuv /israelíes fueron superiores en entrenamiento,  equipamiento y número de efectivos a todos los ejércitos árabes juntos.
4. Los sionistas recolectaron vasta información de inteligencia sobre los pueblos palestinos durante una década antes de la guerra. La información recogida sobre cada pueblo detallaba el número de habitantes, los recursos existentes en la localidad, los activistas potenciales que residían en ella y sus afiliaciones políticas.
5. De los más de 500 pueblos palestinos limpiados étnicamente durante la Nakba, 303 fueron despoblados como consecuencia de expulsiones directas o de ataques de las fuerzas Yishuv / israelíes.
6. De las aldeas y pueblos despoblados, 81 han sido completamente borrados, lo que significa que no hay ninguna señal detectable de su existencia. En otros 140 pueblos se han identificado escombros. En 60 aldeas se mantienen algunas paredes en pie, mientras que en otras 74 se han conservado casas intactas, la mayoría hoy ocupadas por israelíes.
7. Golda Meir llegó a un acuerdo secreto con el Rey de Jordania antes de la guerra. A pesar de que la Legión Árabe de Jordania era el más formidable de los ejércitos árabes, y a pesar que la masacre de Deir Yassin desafió dicho acuerdo, las fuerzas jordanas no entraron en el territorio que había sido designado para el Estado judío en el plan de partición de la ONU.
8. Después de vaciar de su población a las ciudades y pueblos palestinos, comenzó el saqueo desenfrenado de bienes personales. Civiles y soldados israelíes participaron en el robo de casas y comercios palestinos abandonados. El historiador israelí Tom Segev señala que sólo de la ciudad de Lydda salieron 1.800 camiones con pertenencias palestinas.
9. Mientras 700-800.000 palestinas/os se convirtieron en refugiadas/os y el estado de Israel no les permitió regresar, unas 150.000 personas permanecieron dentro de Israel, y muchas se convirtieron en desplazadas internas que perdieron sus propiedades y fueron sometidas a leyes militares hasta 1966, y a varias leyes discriminatorias desde entonces.
10. Isaac Rabin, que fue oficial durante la guerra de 1948, incluyó en sus memorias una descripción de las órdenes para expulsar por la fuerza a decenas de miles de civiles palestinas/os. El Estado de Israel impidió que esta descripción se incluyera cuando se publicaron sus memorias. El pasaje censurado fue publicado en 1996 en el apéndice de la versión en inglés, después de la muerte de Rabin. Pero no está claro si se ha permitido incluir el fragmento en el texto mismo de las memorias o en versiones publicadas en hebreo, o en Israel.
Fuente: Yousef, The Jerusalem Fund, 14/5/2013
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Al conmemorar el 65º aniversario de al-Nakba, diez citas para recordar

  La semana pasada, las y los palestinos conmemoraron el 65º aniversario de Al-Nakba, o “El Día de la Catástrofe”, cuando fueron expulsados ​​por la fuerza de sus tierras para dar paso al Estado de Israel. En medio de la celebración de su propia fundación por parte de Israel, y la insistencia de los extremistas pro-Israel en que los palestinos no son dignos de su propio estado, he aquí 10 citas sionistas que nunca deberían ser olvidadas.
1. “Tendremos que mantener a la población pobre [árabe] fuera de nuestras fronteras…  negándoles cualquier empleo en nuestro país.”  Theodore Herzl
2. “Tanto el proceso de expropiación como de expulsión de los pobres deben llevarse a cabo de manera discreta y circunspecta.”  Theodore Herzl (fuente: Thedore Herzl,Diarios completos. 12 de junio, 1895).
3. “Debe quedar claro que no hay lugar en el país para los dos pueblos… Si los árabes se van, el país se volverá amplio y espacioso para nosotros. La única solución es la Tierra de Israel… sin árabes. Aquí no hay lugar para compromisos… No hay otro camino que trasladar a los árabes a los países vecinos; y trasladarlos a todos, excepto tal vez a unos pocos “. Joseph Weitz, director del Fondo Nacional Judío (fuente: Benny Morris, El nacimiento del  problema de los refugiados palestinos. 1947-1949, p. 27).
4. “Debemos hacer todo lo posible para garantizar que [los palestinos] nunca retornen. Los viejos morirán y los jóvenes olvidarán.” David Ben Gurion, 1948.
5. “Cuando nos hayamos asentado en la tierra, lo único que los árabes podrán hacer al respecto será correr por allí como cucarachas drogadas en una botella.”  Raphael Eitan, jefe del Estado Mayor del ejército israelí, New York Times, abril de 1983 (fuente:Desenmascarando los mitos de la colonización: los árabes y Europa, de Samar Attar).
6. “Un millón de árabes no valen ni una uña judía.” – Rabino Yaacov Perrin, 27 de febrero de 1994.
7. “Todo el mundo tiene que movilizarse: correr y agarrar tantas colinas como se pueda para ampliar los asentamientos, porque todo lo que tomemos ahora permanecerá en nuestras manos, y todo lo que no agarremos quedará para ellos.”  Ariel Sharon, ministro de Relaciones Exteriores israelí, dirigiéndose al partido derechista Tsomet, el 15 de noviembre de 1998.
8. “Destruyan y dañen la infraestructura, los edificios públicos y los del gobierno. Debemos asegurarnos que Hamas tenga que pasar muchos años reconstruyendo Gaza y no pueda atacar a Israel“. Ministro del Interior Eli Yishai, durante la Operación Pilar de Defensa, noviembre de 2012.
9. “El objetivo de la operación es hacer regresar a Gaza a la Edad Media; sólo así Israel estará en calma durante los próximos 40 años.” Ministro del Interior Eli Yishai, durante la Operación Pilar de Defensa, noviembre de 2012.
10. “Tenemos que aplastar a barrios enteros de Gaza. Aplastar toda Gaza. Los estadounidenses no se detuvieron en Hiroshima: como los japoneses no se rendían lo suficientemente rápido, atacaron también Nagasaki. No tiene que haber electricidad en Gaza, ni gasolina, ni vehículos en movimiento: nada. Entonces van a pedir realmente un alto al fuego.” Periodista Gilad Sharon, hijo del ex primer ministro Ariel Sharon, durante la Operación Pilar de Defensa.
Minar Halloor, en Policymic
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Los jóvenes nunca olvidarán

El 15 de mayo de cada año, muchos palestinos recuerdan y mencionan la Nakba, conocida también como la Catástrofe. El evento marca la expulsión de casi un millón de palestinos al tiempo que se procedía a destruir sus pueblos y ciudades. La destrucción de Palestina en 1947-48 se cometió a la par que se imponía el nacimiento de Israel. Las generaciones de edades más avanzadas transmiten los duros y opresivos recuerdos de su experiencia colectiva a los palestinos más jóvenes, muchos de los cuales viven hoy sus propias Nakbas.
Cuando llevan a cabo la cobertura de la Nakba, los medios de comunicación solidarios árabes y de otras nacionalidades ponen música triste y exponen imágenes en blanco y negro de los fatigados y asustados refugiados. Tratan de enfatizar, con razón, el concepto de Sumud, firmeza, cuando muestran a palestinos de todas las edades sosteniendo las llaves oxidadas de sus antiguos hogares e insistiendo en su derecho al retorno. Otros medios menos solidarios se refieren en todo caso a la Nakba como una nota al margen: algo fastidioso en la narrativa israelí del nacimiento, supuestamente milagroso, de una nación y de su progresión hacia un idílico oasis de democracia. Lo que nunca muestran esas representaciones reduccionistas es que, aunque la Nakba tuvo un comienzo, no ha terminado realmente nunca.
Sin embargo, quienes soportaron el dolor, el daño y la pérdida de la Nakba tienen aún pendiente que se haga justicia, la justicia que la comunidad internacional les prometió. La Resolución nº 194 de las Naciones Unidas resuelve que “debe permitirse a los refugiados que deseen regresar a sus hogares y vivir en paz con sus vecinos, que así lo hagan lo antes posible” (Artículo 11). No obstante, quienes provocaron esa injusticia están sin embargo decididos a conseguir sus objetivos finales en Palestina. Después de todo, que Israel no haya definido aún sus fronteras no es algo accidental.
David Ben Gurion, el Primer Ministro de la historia de Israel, quiso profetizar una vez que “los viejos [refugiados] morirán y los jóvenes olvidarán”. Habló con la dureza de un conquistador. Ben Gurion extendió cuanto pudo sus planes de guerra. Capturó todas las regiones de Palestina de las que pudo apoderarse, expulsando a su gente o masacrándola en sus hogares y pueblos. Ben Gurion “limpió” la tierra, pero no consiguió limpiar el pasado de Israel. La memoria persiste.
Ben Gurion hizo mención al pueblo de mi propia familia –Beit Daras-, testigo de tres batallas y una masacre. En una entrada de su diario del 12 de mayo de 1948, escribió: “Beit Daras arrasado por fuego de mortero. 50 árabes (muertos). Los pueblos de Bashit y Sawafir ocupados. Éxodo masivo desde las zonas cercanas (de los pueblos vecinos en Majdal). Tuvimos cinco bajas y quince heridos”. (Diarios de Guerra, 1947-1949).
Más de cincuenta personas murieron ese día en Beit Daras. Una anciana de Gaza, Um Mohammed -de la que hablé en mi último libro “My Father Was a Freedom Fighter”- refiere lo que probablemente sea el mismo suceso:
La ciudad estaba bajo los bombardeos y cercada por todas partes. No había forma de escapar. Los hombres armados [los combatientes de Beit Daras] dijeron que iban a inspeccionar la carretera hacia Isdu para ver si estaba abierta. Avanzaron e hicieron algunos disparos para comprobar si alguien les devolvía el fuego. Nadie lo hizo. Pero ellos [las fuerzas sionistas] estaban escondidos y esperando para hacer una emboscada. Los combatientes volvieron y le dijeron a la gente que evacuara a las mujeres y a los niños. La gente salió, incluida la que se había congregado en mi enorme casa, la casa familiar, en su mayoría muchachos y niños. Los soldados judíos dejaron que la gente saliera y después les masacraron con bombas y ametralladoras. Murieron más personas que las que pudieron huir. Mi hermana y yo… empezamos a correr a través de los campos; caíamos y nos levantábamos. Mi hermana y yo escapamos juntas cogidas de la mano. Quienes iban por la carretera principal estaban todos muertos o heridos. El fuego caía sobre ellos como si fuera arena. Bombas por arriba y ametralladoras por todas partes”.
Ben Gurion no tendría necesariamente que dudar del relato de Um Mohammed, porque afirmó con total franqueza: “Entre nosotros no ignoramos la verdad… políticamente, nosotros somos los agresores y ellos los que se defienden… El país es suyo, porque habitan en él, mientras que nosotros queremos venir aquí y colonizarlo y, ante sus ojos, lo que queremos es expulsarles de su país” (citado en el libro “Fateful Triangle” de Chomsky, páginas 91-92).
Precisamente por esa razón es por la que ni los viejos ni los jóvenes han olvidado. Cada día es otra nueva manifestación de esa prolongada Nakba que dura ya 65 años. Las dificultades de los jóvenes están hoy indisolublemente unidas a la violenta y horrenda expulsión de hace décadas.
La Nakba continúa siendo un proyecto en marcha a través de las generaciones de sionistas israelíes. Cuando Ben Gurion murió en 1973, el actual Primer Ministro Benyamin Natanyahu tenía veintitantos años. Estaba entonces sirviendo su último año en el ejército israelí y hoy gobierna Israel con una coalición que abarca casi a las tres cuartas partes del parlamento israelí. Al igual que la mayoría de los dirigentes israelíes, sigue contribuyendo al mismo discurso con el que se conquistó Palestina. Habla de paz mientras sus soldados y sus colonos armados se apropian de los hogares y granjas palestinas. Hace repetidas ofertas de conversaciones “incondicionales” a los palestinos, mientras rechaza violentamente todas y cada una de sus aspiraciones. Su lobby en Washington es mucho más fuerte de lo que era antes. Impera sobre todo y sobre todos mientras prosigue cumpliendo la “visión” de los primeros sionistas.
Las viejas llaves y los hechos de las tierras robadas dan testimonio de la experiencia intergeneracional que es la Nakba. Hoy en día, a los palestinos se les sigue tratando como ganado en los controles militares. Se les niega el derecho a una atención médica adecuada, se arrancan despiadadamente sus viejos olivos. Sin embargo, lo que Israel no ha podido controlar es la resolución de los palestinos. La cárcel, los controles, las armas, siguen de tal forma presentes en nuestra memoria colectiva que ésta no puede capturarse ni controlarse ni bombardearse.
Así es, la Nakba no es una fecha específica o una estimación de tiempo, sino la totalidad de esos 65 años y suma y sigue. El evento no puede colocarse en las estanterías de la historia mientras los refugiados sigan siendo refugiados y los colonos sigan robando la tierra palestina. Mientras Netayahu continúe hablando el mismo lenguaje de Ben Gurion, seguirán sucediéndose otros episodios “catastróficos”. Pero mientras los palestinos se aferren a sus llaves y a los acontecimientos vividos, los viejos pueden morir pero los jóvenes nunca olvidarán.
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
Traducción de los dos primeros artículos: María Landi

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