jueves, 14 de noviembre de 2019

Lo que se esconde tras las dimisiones ‎en Líbano


Al principio de la revuelta iniciada en Líbano en octubre de 2019, los primeros bloqueos de vías ‎terrestres de comunicación fueron organizados por los cristianos de las Fuerzas Libanesas de Samir ‎Geagea (ver foto) y de las Falanges Libanesas de la familia Gemayel [1]. ‎

Los cuadros de esas dos organizaciones habían sido informados por el rey de Jordania, Abdalá II, ‎que el consejero especial del presidente estadounidense Trump, su yerno Jared Kushner, propuso ‎al primer ministro libanés (musulmán sunnita), Saad Hariri, que concediera la nacionalidad ‎libanesa no sólo a los palestinos refugiados en Siria sino también a los palestinos de Cisjordania. ‎Este pedido es la clave del «Trato del Siglo», anunciado hace más de un año por la Casa Blanca y ‎constantemente pospuesto, y modificaría radicalmente la demografía libanesa en detrimento de ‎cristianos y chiitas. ‎

Samir Geagea y los cuadros de sus Fuerzas Libanesas fueron los primeros diputados libaneses en ‎dimitir al inicio de la crisis e invitaron toda la clase política a hacer lo mismo, principalmente al ‎primer ministro Saad Hariri, quien dimitió entonces pero sin haber informado previamente a sus ‎aliados cristianos de la Corriente Patriótica Libre (encabezada por el presidente de la República, ‎Michel Aoun) ni a sus aliados chiitas del Hezbollah [2]. ‎

Aunque el secretario de Estado yanqui, Mike Pompeo, hizo recientemente un llamado a la calma ‎en Líbano, diferentes actores estadounidenses están implicados en los desórdenes y la crisis ‎desatados en ese país. ‎

En un artículo redactado para la Brookings Instition de Doha, Jeffrey Feltman –quien ha sido ‎sucesivamente embajador de Estados Unidos en Líbano, secretario de Estado adjunto bajo la ‎secretaria de Estado Hillary Clinton y vicesecretario general de la ONU– afirma que la peor ‎coalición para un “estadounidense” serían el Hezbollah... y la Casa Blanca [3]. En ese artículo, Feltman deplora la suspensión de la ‎ayuda de Estados Unidos al ejército libanés y sugiere de forma indirecta un golpe de Estado ‎militar en Líbano a favor del general Joseph Aoun. ‎

Agitadores del Canvas de Doha –organizadores de «revoluciones de colores» entrenados por el ‎estadounidense Gene Sharp [4]– han sido identificados ‎en Líbano entre los manifestantes. ‎


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