La última entrevista del secretario general libanés de Hezbollah con el canal de televisión Al-Manar sigue provocando reacciones en los territorios ocupados.
Un análisis realizado por el periódico libanés Ak-Akhbar explica cómo las amenazas de Benjamin Netanyahu, Primer Ministro israelí, reflejan la importancia del impacto de los mensajes de Sayyed Hassan Nasrallah sobre los israelíes y especialmente sobre sus líderes.
La ecuación ha cambiado y los israelíes están conscientes de ello. Para ellos, no se trata de responder a los mensajes de Hassan Nasrallah. De hecho, el enfoque que hace alarde de Netanyahu en sus amenazas se refleja en una respuesta a las acciones militares de Hezbollah, en caso de una posible guerra. Hassan Nasrallah, mientras tanto, amenaza con lanzar una ofensiva importante contra el centro de los territorios ocupados, que es el pilar estratégico y económico del régimen de Israel, todo dentro del marco de la defensa. También habla de una respuesta a la agresión de los Estados Unidos e Israel.
Netanyahu ha dicho repetidamente que Israel nunca permitirá la formación de un segundo Líbano en Siria. Su postura refleja la grandeza de la derrota de Israel en la guerra de 2006, que no se limita a los fracasos de sus objetivos.
Apoyado por su victoria, Hezbolá formó una barrera defensiva que derrotó los objetivos de Israel y allanó el camino para el desarrollo de sus capacidades militares y balísticas.
Netanyahu confesó en persona que la resistencia que ha mostrado el Líbano es un ejemplo exitoso de agresión hacia Israel. La posición de Netanyahu, por lo tanto, sugiere que los intentos de Israel apuntan a disuadir el progreso de esta misma resistencia.
La posición de Netanyahu revela, sobre todo, los objetivos reales de los repetidos ataques de Israel contra Siria. Los comentarios de Netanyahu muestran que Israel hará todo lo posible para frustrar los esfuerzos de Siria para mejorar sus capacidades defensivas.
El dominio del islam en los países vecinos, el tema de los misiles de alta precisión y la infiltración en los territorios ocupados desde el cielo y la tierra son, en general, los desafíos que enfrenta Israel, según el Primer Ministro israelí .
Netanyahu ha lanzado una campaña de propaganda para creer que Hezbollah controla al gobierno libanés para provocar a la comunidad internacional contra Hezbollah y el Líbano, pero también para presionar a las autoridades libanesas y eliminarlas de Hezbollah.
La atribución de parte del discurso de Netanyahu a los misiles de alta precisión como un desafío importante muestra el nivel de amenaza contra la estrategia decepcionante de Tel-Aviv, que ha demostrado ser ineficaz para obstaculizar la reserva de misiles de una Resistencia libanesa que ha logrado imponer a Israel la ecuación de disuasión a nivel regional. Ante los 150,000 misiles disponibles para Hezbollah, según las estadísticas israelíes, Tel Aviv no puede hacer nada.
Netanyahu continúa acogiendo con satisfacción el descubrimiento de túneles en las fronteras con el Líbano, pero advierte contra la invasión de Hezbollah al norte de los territorios ocupados tanto por el subsuelo como por el cielo. Esto demuestra que Israel es consciente de que el descubrimiento de túneles no significa la pérdida de las capacidades disuasivas y defensivas de Hezbolá.
"El principio básico con el que dirijo mi gobierno es simple: si alguien intenta matarte, levántate, mátalo y no le permitas acceder a las armas", dijo Netanyahu. su hermoso discurso, descuidando cómo sus palabras revelaron su gran temor contra Hezbollah.
Netanyahu parece olvidar que Hezbollah ha desarrollado sus capacidades y se ha convertido en una potencia regional desde el comienzo de su mandato en 2009. Quien critica abiertamente al ex primer ministro israelí Ehud Olmert por la guerra de 2006 contra el Líbano, parece olvidar que Si él mismo evitó involucrarse en esta guerra, fue porque estaba consciente de lo que también podría esperarle.
Las posiciones de Hassan Nasrallah merecen un análisis mucho más profundo, ya que presentan una nueva dimensión de los problemas en la región y cómo el eje de la Resistencia podría presionar a Tel Aviv y Washington si se desatara una guerra.
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