
No es justicia histórica. Es un blindaje político para no tener que rendir cuentas.
Mientras Israel asesina a más de 37.000 personas en Gaza, Alemania envía armas, criminaliza protestas y censura a quien denuncia el genocidio.
Esta “razón de Estado” fue enunciada por Merkel en 2008. Hoy la repiten todos los cancilleres como si fuera dogma. Pero detrás no hay ética, hay intereses militares, contratos millonarios y racismo institucionalizado.
Según Der Spiegel, entre 2023 y 2025, Berlín ha enviado más de 2.000 toneladas de armamento a Israel y firmado contratos por más de 1.000 millones de euros.
Al mismo tiempo, ha bloqueado mociones por Palestina, prohibido exposiciones culturales y tildado de “antisemita” a cualquier persona que critique el sionismo o apoye a Gaza.

Esa parte de responsabilidad se oculta. La otra se instrumentaliza.

Las niñas palestinas bajo los escombros no entran en esa ecuación.

La UE compra métodos de represión diseñados para matar civiles.


Cuando la memoria del Holocausto se usa para justificar otro genocidio, deja de ser memoria. Es cinismo de Estado.

Está ayudando a crear las del presente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario